Bien elaborado, el roast beef (o rosbif) es uno de los bocados más exquisitos que nos podemos llevar a la boca. Da mucho juego, admite infinidad de guarniciones y usos: comidas completas, cenas ligeras, aperitivos rápidos, rellenos para bocatas o sandwiches, etc. Una pieza de roast beef puede sacarnos de muchos apuros.
1.- Comenzamos añadiendo pimienta negra recién molida a la carne.
2.- Doramos los dientes de ajo machacados en el aceite durante unos minutos y los retiramos.
3.- Subimos la temperatura a fuego vivo y en el mismo aceite, sellamos la carne por todas partes.
4.- Una vez que hemos sellado la carne, la trasladamos a una fuente de horno con suficiente fondo.
5.- Cortamos los dos bloques de mantequilla (250 gramos cada uno) en secciones de 5 milímetros y los incorporamos a la carne por todas partes.
6.- Introducimos el lomo bajo en el horno con función turbo a una temperatura entre 170ºC y 180ºC durante 22 minutos, rociando la carne con su propio jugo a los 11 minutos.
7.- Transcurridos los 22 primeros minutos de asado, salamos generosamente la carne con sal gruesa, giramos la bandeja 180º y la introducimos nuevamente en el horno durante otros 22 minutos, rociándola una vez más a los 33 minutos.
8.- Una vez, ha finalizado nuestro asado (44 minutos), dejaremos reposando la carne en el interior del horno durante unos 8 ó 10 minutos. Finalmente, retiraremos la carne del horno y la dejaremos reposando a temperatura ambiente, durante unos 5 minutos más, con la finalidad de facilitar su posterior corte.
9.- Cortaremos la carne atendiendo al gusto de nuestros comensales,–yo fina;¡no!, yo más gruesa– y la acompañaremos de puré de patatas y pimientos del piquillo confitados, el jugo de la carne y el jugo de los pimientos.